
Desde el momento en que nos acostamos, en horas de la noche para descansar, pasamos a un periodo de ayunas prolongado que viene a terminar en la mañana con la ingesta del desayuno, para reponer, gran parte de la energía que hemos gastado. La importancia del desayuno en los niños es todavía mayor que en los adultos debido al alto desgaste energético que tienen durante el día.
Pero, ¿cuál energía agotamos si estamos en un estado de aparente quietud?
Es posible que se perciba de ese modo, pero en realidad, hasta en el estado de reposo nocturno nuestro organismo está trabajando en combinación con el cerebro, manteniendo respiración, bombeo de corazón y otras funciones vitales que están demandando nutrientes en este lapso de tiempo.
Todo este proceso, sin duda, también se presenta en los niños, que en ocasiones se duplica por estar en proceso de desarrollo y crecimiento. Entonces, cómo tendría que ser el desayuno en los infantes especialmente si su condición física está trabajando a un 100 por ciento. Pueden que se acuesten de noche más temprano que los adultos, pero esto responde a su vida activa durante el día y el agotamiento es muy frecuente en ellos.
Para recuperar esta gran cantidad de energía liberada, puede complementarse con una buena alimentación equilibrada, pero despertar en la mañana con alrededor de 8 horas sin consumir ningún tipo de nutrientes, es donde surge la importancia del desayuno en los niños.
Busquemos la manera más generalizada de cómo contribuye el desayuno en los niños, especialmente, para reponer energía y que esté como complemento para su desarrollo como primera comida del día.
Desayuno como juego de niños
Si nos referimos a manera de “juego de niños”, cuando tocamos el tema del desayuno, es precisamente porque debemos darle este importante complemento nutricional de una forma que lo vean divertido. De este modo irán aprendiendo la importancia del desayuno en los niños y en los adultos.
Es precisamente, saber combinar diferentes alimentos que complemente su cuadro de nutrientes sin dejar de ser balanceado, porque con esto le estaríamos proporcionando una serie de beneficios que van a aprovechar durante el día.
Debe incluir entonces, en primer lugar, los cereales. Se presentan también en este grupo los panes y tostadas. Su aporte de fibra y carbohidratos, les ayuda a convertirlos en glucosa y he aquí su aporte adicional de energía.
Entre las grasas es bueno incluirles el aceite de oliva, especialmente si se les sirve algún tipo de ensaladas, aunque la mantequilla, sin exceso, también es conveniente.
Los lácteos, entre leche, queso o yogurt, por su parte, le van a permitir una fuente bien balanceada de vitaminas A, D y complejo B, además de proteínas y calcio. Y para completar esta divertida gama de alimentos, en lo posible, se le debe incluir frutas frescas.
Lo mejor es que sea en ración en vez de zumos, porque sin darnos cuentas le estaríamos quitando gran parte de la fibra de la fruta que el niño también requiere. Los embutidos serian una buena opción, pero recordemos que vienen impregnados de conservantes. Aunque no se descartan, es bueno que los consuma en otras comidas durante el día y no en el desayuno. El hábito de esta primera comida en los niños, aparte de ser altamente nutritiva, es muy conveniente para ayudarlos tanto en su desarrollo como en su bienestar.